martes, 8 de mayo de 2012

"Ademenos"

   Mañana día 9 de mayo podremos disfrutar en la XIX Feria del Libro de Andorra de la presentación del libro de poesías "Ademenos", escrito por Manuel Martínez Forega. Dicha presentación se realizará a las 19 horas en el Salón de Actos de la Casa de Cultura de Andorra.

   "Ademenos" fue publicado por Olifante en el año 2008 y fue finalista del Premio de la Crítica en 2009. El libro en esta edición de Olifante de 2008 lleva una solapa del artista y poeta plástico Miguel Ángel Ortiz Albero y un epílogo de Xulio López Valcarcel. Es un libro también destinado a muchos de sus mejores amigos: Ángel Guinda, Petisme, Xulio López Valcarcel, Joaquín Sánchez Vallés, Alfredo Saldaña, Rosendo Tello, Mariano Castro, personas que han estado muy cerca siempre del trabajo lírico de Martínez Forega.

Manual Martínez Forega nació en Molina de Aragón (Guadalajara) aunque a los tres años se trasladó con su familia a Daroca y tres años más tarde sus padres eligieron ya Zaragoza como destino final. Comenzó estudiando Derecho en Zaragoza, compaginándolo con el trabajo pues a los 15 años ya comenzó a trabajar, aunque no pudo con el tufo corporativo que se respiraba en aquella facultad zaragozana, considerada en aquella época como la Facultad de Derecho más dura de la Europa Occidental... Acabó licenciándose en Filología Hispánica, que además pudo seguir mejor ya que en esta facultad si había clases nocturnas. Vivió esporádicamente en Praga durante una década (1983 a 1992) con lo que conoció en directo la "Revolución de terciopelo" durante 1989 y 1990.

Veamos algunos breves versos de este "Ademenos":


ESTRELLA POLAR 
 Páramo, la noche, de estrellas y en el centro, 
tú, estilazada figura, acabando, 
cavando en el viento solar la enlazada 
codicia de mis años.

AMOUR DOUX, AMOUR MER
Derrama sobre mí el rumor de aquel cuerpo ido 
y de nuevo seré un dios al alba; 
no su graznido agorero, pues perecerá 
en la mano metálica del águila. 

 SECOND LOST PARADISE 
 Regresar, regresar siempre… 
Al primer beso, 
aunque sea cierto que sus labios 
signan la primera evidencia 
de la muerte. 

 EMPATÍA 
 Cuando una daga rompe el corazón 
del niño sin las ubres de su madre, 
qué me importa el tamaño de tu herida.

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