domingo, 5 de mayo de 2013

Piagordo


AMANECER EN PIAGORDO

“Tatuado en  tu hermosa piel,
Curtida por el cierzo y por el fuego,
Está el retrato fiel
De un familiar sosiego,
La esencia del tomillo y el romero”.

Contigo Piagordo van rodando las palabras.
En verde o en azul, en blanco o rojo,
Concluye tu cima en colores, en brillos
Tricolores que traducen una actitud
en la soledad madrugadora.
Las primeras son verdes.
Con ellas te ensimismas en el romero
Que expande su bella flor
O en la ginesta y la sabina que aguantan
Bonanzas y las más negras tronadas.
Después se hacen azules
Y  te comprendes lleno de abiertas lejanías,
Penetras en los regallos y en los mares,
En el área incierta de los torregueros,
Para ser el temblor de una pregunta,
Para maravillarte con los astros
Que difunden reflejos misteriosos.
Así amas lo oculto, te suspendes del cielo,
Dialogas con lo extraño de toda la ignorancia
Que recorren tus laderas,
De todos los anhelos
Que azuzan tu aliento entrecortado,
De todas las grandezas que rememoras.
Siguen palabras blancas,
Cual  alabastro pobremente rico,
Como el almendro, el tomillo o el letacino ,
Y entre inmóviles ventoleras contemplas cómo
El hombre se funde con su sombra,
Se reduce a unas alas sin espacio,
Inútilmente dadas a la prisa.
Experiencia, existencia,
Fiera terquedad en áspero paisaje.
Siguen palabras rojas como el crepúsculo,
Alzan la llamarada de tu forma,
El poderoso arranque de ti mismo,
El caballo piafante de tus campos de fuego.
¡Cuánto viento cortante, cuánto credo inocente,
Cuánto impulso animal
Para alcanzar la tierra compartible,
La sangrienta victoria de tus trigos y cebadas,
La radiante osamenta de tu esqueleto¡
Y vas hacia ti mismo, hacia tu espíritu de cabezo,
Hacia el amor oculto en tus latidos,
Rojo como el deseo y el pudor,
Amarillo como el atroz fitero,
Morado cual lirio fiel y delicado,
Como la tierra cedida eternamente
En ascensiones fieras, sabias, hondas,
De ángeles subterráneos agonizantes.
José Ángel Aznar Galve






(Traducción al aragonés de Juan José Bielsa)


AMANEXER EN PIAGORDO

“Tatuado en tu hermosa piel,
Curtida por el cierzo y por el fuego,
Está el retrato fiel
De un familiar sosiego,
La esencia del tomillo y el romero”.

Con tu Piagordo ban rodando as parolas.
En berde u en azul, en blanco u royo,
Remata la tuya tuca en colors, en brilos
Tricolors que fan beyer una autitú
En a soledá que amadruga.
As primeras son berdas.
Con ellas te contemplas en o rumero
Que amuestra la suya bonica flor
U en a chinesta e a sabina que aparan
Sereneras e as más foscas tronadas.

Dimpués se tornan azuls
E te reconoxes pleno d'ubiertas lexanías,
Dentras en os regallos e en as mars,
En o espazio inzierto d'os torreguers,
Ta tornar-te en pregunta tremolando,
Ta marabillar-te con as estrelas
Que esparden reflexos misteriosos.
Asinas aimas lo amagato, penchato en o zielo,
Fablas con lo estranio de tota la ignoranzia
Que recorren as tuyas costeras,
De toz os deseyos
Que enzurizan os tuyos chalfegos,

De totas as grandezas que remeras.
Siguen parolas blancas,
Como alabastro pobramén rico,
Como l'almendrera, o tremonzillo e o letazino,
E entremeyo de calmas aireras aguaitas cómo
L'ombre se barrecha con a suya guambra,
Se ba reduzindo a unas alas sin espazio,
Pordemás datas a la priesa.
Esperienzia, esistenzia,
Tozudamén salbache en l'aspro paisache.
Continan parolas royas como lo lusco,
Debantan a flamarada d'a tuya forma,
A poderosa empenta de tu mesmo,
O caballo piafán d'os tuyos campos de fuego.
¡Cuánto airaz que talla, cuánto credo inozén,
Cuánta enrestida animal
Ta plegar a una tierra compartible,
A cruel bictoria d'os tuyos trigos e ordios,
A radián coscarana d'o tuyo esqueleto!
E marchas enta tu mesmo, enta o tuyo esprito de cabezo,
Enta l'amor amagato en os tuyos traquitos,
Royo como lo deseyo e a bergüeña,
Amariello como fitero que fiza,
Morato com lidio fidel e delicato,
Como a tierra amprata eternamén
En puyatas salbaches, sabias, fondas,
D'ánchels soterranios que agonizan.

José Ángel Aznar Galve